No sólo veo que esto ocurre a mi alrededor, también a veces
a mi me pasa y siempre me pregunto, :¿ porque no haré lo que yo realmente
quiero?,¿ A quién va afectar si lo hago? ¿Alguien me va a decir algo?...y sobre
todo, me enfado conmigo misma porque sé que cedo a mis deseos. Posiblemente en la raíz de esta incoherencia
a la hora de hacer, están todos aquellos mensajes que hemos escuchado mil veces
de pequeños : debes hacer esto, lo
correcto es aquello, ten cuidado si tomas esta decisión, pero si haces esto que
dirán los demás….y así un montón de frases que te alertan e intimidan, y al
final te dicen no hagas lo que tu querrías, haz lo que agrade a los demás, lo
más “correcto”.
¿A quién somos fieles?, porque a nosotros, esta claro que no
. Todo ello conlleva, quizá , que otros estén contentos con nosotros, incluso
orgullosos, pero¿ y nosotros?, estamos bien , nos sentimos plenos y contentos
con nosotros mismo, púes no….con el tiempo nos sentimos atrapados, tristes,
desmotivados y nos preguntamos porqué.
Sólo cuando llegamos a la conclusión de que llevamos tiempo
actuando por la vida según como los demás creemos que quieren, es cuando
decimos ¡Vale!, ahora sólo tengo que actuar como yo quiero. Pero, y ahora viene lo más duro, a veces, ya
que no a todo el mundo le pasa, nos deprimimos, porque NO SABEMOS QUE CAMINO ES EL NUESTRO, EL QUE
QUEREMOS COGER, tenemos miedo, inseguridad, dudas, todo ello herencia del
pasado. Después del tiempo que a veces cuesta saber porque estamos tan
desanimados, no sabemos actuar….
Tras tantos años haciendo lo correcto, y tan poco tiempo
siendo fieles a nosotros, es sólo cuestión de calma, paciencia y aprendizaje.
Nos dará miedo, sí, pero si hacemos pequeños cambios, como decir lo que
sentimos, aunque no guste, hacer lo que creamos, aunque disguste o puede no sea
lo correcto, nos llevará poco a poco a nuestro camino y sobre todo a nuestra
felicidad.
Ánimo, el camino estará lleno de altibajos, pero valdrá la
pena.
Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir su propio camino, y jamás seremos felices si seguimos el de otro. James van Praagh
Georgina Trillas
Psicóloga