lunes, 29 de abril de 2013

Querernos, encontrar nuestro camino

Con frecuencia escucho y veo  personas que hacen o dicen una cosa, cuando realmente querrían hacer otra. Por ejemplo, hace poco alguien me explicaba que cuando llegaba al trabajo procuraba aplicarse al máximo, trabajar mas horas de las que debía y ceder frente a sus jefes para que estuvieran contestos. Y él se sentía triste, porque en el fondo no le gustaba nada lo que hacía, pero lo hacía…  

No sólo veo que esto ocurre a mi alrededor, también a veces a mi me pasa y siempre me pregunto, :¿ porque no haré lo que yo realmente quiero?,¿ A quién va afectar si lo hago? ¿Alguien me va a decir algo?...y sobre todo, me enfado conmigo misma porque sé que cedo a mis deseos.  Posiblemente en la raíz de esta incoherencia a la hora de hacer, están todos aquellos mensajes que hemos escuchado mil veces de pequeños  : debes hacer esto, lo correcto es aquello, ten cuidado si tomas esta decisión, pero si haces esto que dirán los demás….y así un montón de frases que te alertan e intimidan, y al final te dicen no hagas lo que tu querrías, haz lo que agrade a los demás, lo más “correcto”.

¿A quién somos fieles?, porque a nosotros, esta claro que no . Todo ello conlleva, quizá , que otros estén contentos con nosotros, incluso orgullosos, pero¿ y nosotros?, estamos bien , nos sentimos plenos y contentos con nosotros mismo, púes no….con el tiempo nos sentimos atrapados, tristes, desmotivados y nos preguntamos porqué.

Sólo cuando llegamos a la conclusión de que llevamos tiempo actuando por la vida según como los demás creemos que quieren, es cuando decimos ¡Vale!, ahora sólo tengo que actuar como yo quiero.  Pero, y ahora viene lo más duro, a veces, ya que no a todo el mundo le pasa, nos deprimimos, porque  NO SABEMOS QUE CAMINO ES EL NUESTRO, EL QUE QUEREMOS COGER, tenemos miedo, inseguridad, dudas, todo ello herencia del pasado. Después del tiempo que a veces cuesta saber porque estamos tan desanimados, no sabemos actuar….

Tras tantos años haciendo lo correcto, y tan poco tiempo siendo fieles a nosotros, es sólo cuestión de calma, paciencia y aprendizaje. Nos dará miedo, sí, pero si hacemos pequeños cambios, como decir lo que sentimos, aunque no guste, hacer lo que creamos, aunque disguste o puede no sea lo correcto, nos llevará poco a poco a nuestro camino y sobre todo a nuestra felicidad.

Ánimo, el camino estará lleno de altibajos, pero valdrá la pena.

Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir su propio camino, y jamás seremos felices si seguimos el de otro. James van Praagh



Georgina Trillas

Psicóloga

lunes, 22 de abril de 2013

El Duelo. Perder algo que queremos

El Duelo es todo aquel proceso de adaptación emocional que sigue a una perdida. Cuando hablamos  de duelo, no sólo nos referimos a la muerte de una ser querido, también, a toda pérdida que nos cause dolor, como por ejemplo perder un trabajo, perder una pareja, etc.
Perder algo que queremos, valoramos o deseamos es siempre doloroso y tiene repercusiones físicas y psíquicas, ya que perder siempre supone un cambio, y la adaptación a los cambios, nunca es tarea fácil.
El Duelo consta de una serie de fases, a veces, las personas pasamos por todas esas fases y somos capaces de avanzar, adaptándonos al cambio que ha ocurrido. A veces, seguir hacia delante no es fácil y pese a que sabemos  y todo el mundo nos dice “tienes que seguir”,  “ la vida continua”…, no nos vemos con valor ni fuerza para hacerlo y es ahí, cuando uno debe pedir ayuda.
También hay que considerar muchos factores que pueden ayudar o no a la aceptación de una pérdida. Por ejemplo en caso de una muerte  es importante el parentesco con la persona fallecida, si ha pasado o no una enfermedad larga, nuestra espiritualidad, ideas religiosas, el grado de dependencia con la persona que hemos perdido, etc.
Como decía, el Duelo consta de unas fases y aunque a veces cueste reconocer en qué fase estamos, es importante hacerlo para poder seguir  y superar el dolor.
Las fases de las que consta un Duelo son las siguientes:
1. Fase de Negación. Esta fase aparece al poco de que se de la ruptura emocional y significa negarse a sí mismo o al entorno que la pérdida ha ocurrido. Es esta fase aún no nos creemos lo que ha ocurrido, creemos que todo ha sido un mal sueño y no queremos aceptar esa realidad.
2. Enojo/Rabia. Cuando superamos la negación es cuando comienza la rabia, el enfado por no haber podido evitar la pérdida. Nos enfadamos con el mundo, con nosotros, con los que nos rodean, buscamos culpable, responsables de lo que ha pasado.
3. Negociación. Intentamos llegar a un acuerdo para intentar superar el trauma, entendiendo los pros y contras de la pérdida.
4. Depresión. En esta fase es cuando sentimos que caemos, normalmente lloramos y es cuando más experimentamos la  tristeza y dolor por la pérdida.
5. Aceptación. Una vez pasado lo anterior, ya estamos asumiendo la pérdida. En esta fase ya hemos creado recursos para poder seguir con nuestra vida y aunque la pérdida existe y el dolor también, éste ya no nos impide avanzar.
Es importante añadir que ante una pérdida no siempre se cumplen todas estas fases, a veces sí, otras ocurren, pero no en ese orden. Lo importante es pasarlas, que ningún sentimiento quede bloqueado. A veces el Duelo puede durar semanas, a veces medio año hasta poder continuar con nuestras vidas. Cuando el dolor persiste durante un año o más, es cuando debemos pedir ayuda, ya que llegar a la etapa de aceptación es llegar a conseguir nuestra paz interior.
Georgina Trillas (Psicóloga y Homeópata)




miércoles, 3 de abril de 2013


El Duelo. Perder algo que queremos.

El Duelo es todo aquel proceso de adaptación emocional que sigue a una perdida. Cuando hablamos  de duelo, no sólo nos referimos a la muerte de una ser querido, también, a toda pérdida que nos cause dolor, como por ejemplo perder un trabajo, perder una pareja, etc.

Perder algo que queremos, valoramos o deseamos es siempre doloroso y tiene repercusiones físicas y psíquicas, ya que perder siempre supone un cambio, y la adaptación a los cambios, nunca es tarea fácil.

El Duelo consta de una serie de fases, a veces, las personas pasamos por todas esas fases y somos capaces de avanzar, adaptándonos al cambio que ha ocurrido. A veces, seguir hacia delante no es fácil y pese a que sabemos  y todo el mundo nos dice “tienes que seguir”,  “ la vida continua”…, no nos vemos con valor ni fuerza para hacerlo y es ahí, cuando uno debe pedir ayuda.
También hay que considerar muchos factores que pueden ayudar o no a la aceptación de una pérdida. Por ejemplo en caso de una muerte  es importante el parentesco con la persona fallecida, si ha pasado o no una enfermedad larga, nuestra espiritualidad, ideas religiosas, el grado de dependencia con la persona que hemos perdido, etc.

Como decía, el Duelo consta de unas fases y aunque a veces cueste reconocer en qué fase estamos, es importante hacerlo para poder seguir  y superar el dolor.
Las fases de las que consta un Duelo son las siguientes:
1. Fase de Negación. Esta fase aparece al poco de que se de la ruptura emocional y significa negarse a sí mismo o al entorno que la pérdida ha ocurrido. Es esta fase aún no nos creemos lo que ha ocurrido, creemos que todo ha sido un mal sueño y no queremos aceptar esa realidad.
2. Enojo/Rabia. Cuando superamos la negación es cuando comienza la rabia, el enfado por no haber podido evitar la pérdida. Nos enfadamos con el mundo, con nosotros, con los que nos rodean, buscamos culpable, responsables de lo que ha pasado.
3. Negociación. Intentamos llegar a un acuerdo para intentar superar el trauma, entendiendo los pros y contras de la pérdida.
4. Depresión. En esta fase es cuando sentimos que caemos, normalmente lloramos y es cuando más experimentamos la  tristeza y dolor por la pérdida.
5. Aceptación. Una vez pasado lo anterior, ya estamos asumiendo la pérdida. En esta fase ya hemos creado recursos para poder seguir con nuestra vida y aunque la pérdida existe y el dolor también, éste ya no nos impide avanzar.

Es importante añadir que ante una pérdida no siempre se cumplen todas estas fases, a veces sí, otras ocurren, pero no en ese orden. Lo importante es pasarlas, que ningún sentimiento quede bloqueado. A veces el Duelo puede durar semanas, a veces medio año hasta poder continuar con nuestras vidas. Cuando el dolor persiste durante un año o más, es cuando debemos pedir ayuda, ya que llegar a la etapa de aceptación es llegar a conseguir nuestra paz interior.

Georgina Trillas (Psicóloga y Homeópata)