Días antes de volver, comenzamos a sentirnos nerviosos, irritables, tristes, nos cuesta dormir, incluso se puede llegar a sentir ansiedad en algunos casos, pero sobre todo, y suele ser lo más generalizado, la sensación es de agobio. De estar alegres y tranquilos, podemos pasar a estar huraños y nerviosos y son estas sensaciones, las que dan nombre al llamado Síndrome Postvacacional.
La intensidad de estas sensaciones puede variar según el grado de satisfacción que tengamos con nuestra vida. Si volver supone enfrentarse con los problemas que ya dejamos antes de irnos, lógicamente está vuelta se hará aún más complicada. Son varias las personas que suelen pedir ayuda tras un periodo de descanso, ya que, tener tiempo para nosotros, ayuda a reflexionar e intentar tomas algunas decisiones.
Incluso, cuando en nuestras vidas hay situaciones difíciles de soportar y a las cuales no nos estamos enfrentando, nuestro cuerpo aprovecha los periodos de descanso para liberar el estrés, produciéndonos ansiedad. De ahí, que también sean habituales las consultas en las que las personas se preguntan, ¿porque no podía dormir en vacaciones? , o porque he estado mareado?...
Probablemente lo más adecuado y en un mundo ideal, sería que durante el año pudiéramos tener varios espacios de reflexión, que nos permitieran descansar y estar tranquilos, pero como dicha situación normalmente no es posible, es importante que aunque tengamos poco tiempo, nos busquemos un espacio personal durante el día, donde poder “recargar pilas” o sencillamente descansar y respirar de forma correcta y profunda, para así no ir acumulando la tensión durante el año y reducir los síntomas de estrés postvacacional.