jueves, 19 de abril de 2012

¿En qué consiste la homeopatía?

En que consiste la homeopatía?
La homeopatía es una forma suave de tratar diversas dolencias. A la hora de decidir el tratamiento, siempre se tiene en cuenta a la persona en conjunto, al igual que la enfermedad que padece. Los remedios que se utilizan en homeopatía son pequeñas dosis de sustancias naturales extraídas de plantas, animales o minerales.

Donde se origina la homeopatía?
El término homeopatía procede del griego homoios, que significa similar, y phateia, que significa dolor, es decir, dolor similar. El proceso de la similitud significa, que sustancias susceptibles de provocar síntomas en un individuo con buena salud, pueden curar esos mismos síntomas en una persona enferma.

Saluel Hahnemann, médico alemán, fue quien hace 200 años, se propuso verificar experimentalmente este fenómeno, y extraer enseñanzas prácticas en el plano terapéutico.

Como actúa la homeopatía?
Para comprender la acción y el uso de la homeopatía, es importante decir que las posibilidades terapéuticas no sólo están ligadas a las posibilidades farmacológicas de la sustancia base , también a la sensibilidad del enfermo.
En la práctica la acción del medicamento homeopático depende de los fenómenos complementarios.
  • cuanto mas activa o tóxica en una sustancia mas provoca (o cura) síntomas evidentes e idénticos en todas las personas
  • cuanto mas sensible es una persona a la sustancia, mas numeroso, variados y subjetivos son los síntomas que esa sustancia provoca (o cura)

La homeopatía se basa en la capacidad que todos tenemos de vencer una enfermedad. La vitalidad que llevamos dentro, nos permite reparar los tejidos dañados, responder a la presión que nos rodea. En cambio, cuando algo nos produce estrés, empezamos a generar síntomas, que no son otra cosa que la expresión de nuestra enfermedad.
Con el adecuado tratamiento homeopático, se estimula esta energía natural que nos ayuda a equilibrar nuestro cuerpo y así eliminar los síntomas.

Cuando se aconseja consultar a un homeópata?
Sobre todo cuando:
  • No funciona la auto prescripción o la enfermedad es recurrente
  • Padece estrés general y esta bajo de defensas contra infecciones
  • Sufre una serie de dolencias
  • Siente un desequilibrio en su salud mental y emocional
  • Problemas de salud que pueden ser por accidentes o heridas, enfermedades agudas o enfermedades crónicas.
Como se prescribe un medicamento?
Como hemos mencionado, en la la prescripción del medicamento, se debe lograr que los síntomas del enfermo sean similares a los del remedio, aunque algunas veces, los síntomas son muy sutiles y podemos cometer errores si no los consideramos como parte del cuadro sintomático.
Lo primero que hay que hacer es observar esos síntomas: cuando aparecieron, algún factor físico o emocional, que pudiera detonar los síntomas, como se encuentra psicológicamente el enfermo,donde le duele, cuando y como se encuentra peor o mejor, como es su temperatura, si tiene apetito o no y si desea algún alimento en particular...y muchas otras preguntas relacionadas con los síntomas que va manifestando.

Una vez obtenida toda esta información y pensado en todos los remedios que serían adecuados para los síntomas descritos, se eligen los síntomas mas característicos y el remedio que creamos mas adecuado.

Cual es la potencia o dosis en que se dan los medicamentos homeopáticos?
La potencia a la que damos ese remedio, dependerá del efecto que queramos. Se puede empezar por dosis mas bajas (6ch, 12 ch, 30ch) ,sobre todo si los síntomas son muy físicos y por dosis mas altas (200ch, 1000k, 10.000k), cuando predominan los síntomas mentales.

Qué aporta la homeopatía a los tratamientos psicológicos?
La homeopatía es una medicina muy útil en casos de ansiedad, depresión u otros trastornos emocionales. Si la combinamos con un adecuado tratamiento psicológico, nos ayuda a reducir los síntomas con más rapidez, consiguiendo mayor eficacia en el tratamiento psicoterapéutico.

Georgina Trillas
Psicóloga y Homeópata


miércoles, 4 de abril de 2012

Decir lo que sentimos



Hace unos días paseando a mi perro, viví una situación curiosa que me llevó a reflexionar.

Como cada mañana me fui a pasear al perro al parque que tengo cerca de casa y me encontré con los habituales. Esa mañana había una perra no habitual, y mi perro que está en plena adolescencia, la abordo durante un buen rato. En este tipo de casos, si el dueño no se molesta, le dejo que siga jugando. Pero si veo caras raras en el dueño o me dice algo, suelo coger al perro e irme, sin que esto suponga algún problema.

Ese día, el dueño de la perrita no me dijo nada, supongo que aguantó la situación hasta que me marché. Al día siguiente, cuando tuvo oportunidad de acercarse a mi sin que nadie nos viera, me comentó lo disgustado que se había sentido por el comportamiento de mi perro y que debía aprender a controlarlo y bueno, varias cosas mas que no viene a cuento que me molestaron bastante, ya que la forma y el tono en la que me habló, os aseguro, que no fue el adecuado. Le respondí que podía entender que le molestara y que otro día, por favor, me lo dijera al momento para que yo pudiera actuar, y así terminó la conversación.

En realidad el tema en mi cabeza no terminó. Estuve durante un buen rato reflexionando conmigo misma y algo enfadada .Lo que más me molestó es que no le había contestado lo que realmente sentía, es decir, que con su forma de hablarme, yo sí me había sentido juzgada y no respetada y creía que él debía aprender a decir las cosas en el momento en que ocurren, no después y de malas maneras. Lo peor es que al no expresar mis emociones, es decir la indignación en el momento por el aleccionamiento gratuito, estaba nerviosa, rabiosa, y no me extrañaría que otros que no tienes la culpa pagaran el pato. Y eso por desgracia, nos pasa a todos y ! pasa mucho!. En este ejemplo queda claro que me pasó a mí y también a él.

Al final, aquello que no decimos en el momento nos carcome durante horas, días o años, y nos invade produciéndonos ansiedad e ira, y entonces nos preguntamos porque nos sentimos así, y una de las preguntas que debemos hacernos es ¿siempre digo lo que pienso, sea bueno o malo?, ¿ sea a alguien a quien conozco o no? Eso nos llevará a un montón de preguntas más que habrá que dejar para otro día, por lo menos empecemos haciéndonos esta.

Sea como fuere lo que pienses, creo que es mejor decirlo con buenas palabras. (William Shakespeare)


Georgina Trillas
Psicóloga y Homeópata

Foto:el-ser-bohemio.blogspot.com