jueves, 2 de mayo de 2013

Estrés y problemas del sistema reproductor masculino

Desde hace unos años la dificultad para tener hijos de forma natural está aumentando de forma importante. La vida sedentaria, los malos hábitos alimenticios, la postergación de la paternidad, son sólo algunas de las causas. Por ello, las parejas, al no poder concebir, se adentran en el mundo de los tratamientos de fertilidad.

Evidentemente son diversas las causas que hacen difícil o incluso imposible la paternidad, a veces estas causas son puramente físicas, pero en otras ocasiones, la razón está más relacionada con la psique, con nuestra forma de vida y con nuestro nivel de ESTRÉS.
Al adentrarnos en la relación entre fecundidad masculina y estrés, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿como funciona el sistema reproductor masculino? El cerebro masculino libera una hormona llamada LRHH (hormona liberadora de hormona luteinizante), que estimula la pituitaria para que se libere la LH (hormona luteinizante) y la FSH (hormona estimulante de los folículos), esta a su vez estimula a los testículos para que segreguen la testosterona y se active la producción de esperma.
El mecanismo está claro, el problema es cuando tenemos estrés, ya que ésta situación inhibe todo el sistema. El estrés disminuye la concentración de LRHH así como la LH y la FSH y por lo tanto disminuye el nivel de testosterona en sangre, haciendo difícil o imposible la  fecundidad.
Las heridas, el hambre, las enfermedades, el estrés psicológico…disminuyen también el nivel de testosterona.

En cuanto a la relación entre erección-estrés, hay que tener en cuenta que para que se de una erección, tiene que activarse el Sistema Nervioso Parasimpático (activa la secreción de riego sanguíneo en el pene, bloqueando la vía de salida de la sangre por las venas).
Pero, si estamos en una situación de nerviosismo  o ansiedad no se puede establecer la vía parasimpático, causando problemas de erección,  produciéndose así la impotencia.
Imaginemos que alguien se lo pasa muy bien controlando, controlando con el parasimpático el pene y de repente se pone nervioso o preocupado, zas!!, cambia del parasimpático al simpático de forma rápida y tenemos: la eyaculación precoz.

 Como vemos, los problemas de impotencia o eyaculación son frecuentemente debidos al estrés, de ahí que es importante mirar el tipo de vida que estamos llevando e intentar hacer cambios en nuestra rutina, favoreciendo así la fecundidad natural, la mejora de nuestras relaciones sexuales y nuestra salud general.

Georgina Trillas
Psicóloga especialista en enfermedades psicosomáticas

 

 

¿ Tengo una enfermedad psicosomática ?

Puede que muchos de vosotros os hayáis hecho alguna vez esta pregunta y espero que con la información que os daré a continuación, se aclaren algunas dudas.

 Lo primero que debemos saber es qué son los síntomas somáticos. Los síntomas somáticos son aquellos que corresponden a situaciones en las que el cuerpo asume y carga con un malestar de origen emocional. Cuando el malestar emocional no puede ser reconocido o expresado aparece una disfunción de tipo biológico, que en su proceso evolutivo ha perdido el contacto y la conciencia con el dolor mental correspondiente.
Por ejemplo, algo que nos ocurre de forma común es no demostrar nuestro enfado o malestar con alguien, esta represión de nuestras emociones nos  puede llevar a tener dolores de estómago, la tensión alta, etc.

 A la hora de explicar cómo se produce la enfermedad psicosomática, nos guiaremos por el  Síndrome de Adaptación al Estrés, que es el modelo explicativo de la enfermedad psicosomática más importante.
Como ya nos podemos imaginar, el estrés es una reacción muy compleja ante factores que producen tensión y que pueden ser específicos o inespecíficos para cada individuo. Estos estresores pueden ser físicos (tóxicos, fiebre…), psicológicos (experiencias traumáticas, ansiedad…) o ambientales (ruido, contaminación…).

 El Síndrome de Adaptación al Estrés, se divide en tres partes: Por un lado tenemos la fase de shock o reacción de alarma.  Esta fase se activa cuando nos encontramos ante un problema, y ya desde el inicio suelen haber cambios físicos, como por ejemplo el aumento de la presión arterial, hipomanía muscular… Cuando superamos esta primera fase y lo que considerábamos un problema ya no existe, nuestro cuerpo reacciona de forma contraria, hipotensión e hipertensión muscular.
En cambio, cuando dicho problema continúa y nuestro cuerpo debe adaptarse a las nuevas condiciones, es cuando entramos en la fase de resistencia. Dicha fase requiere que nuestro cuerpo deba soportar una mayor exigencia de rendimiento, que sólo podremos mantener durante un tiempo.

 Si dicha situación persiste en el tiempo, nuestras reservas se agotarán, es decir entraremos en la fase de agotamiento, y es cuando aparecen las enfermedades llamadas de adaptación, en la que están la mayor parte de las enfermedades psicosomáticas.

Cuando la respuesta de estrés provoca una activación fisiológica excesiva (lo cual ocurre en la fase de agotamiento), puede hacer que los órganos diana afectados se desgasten demasiado, sin que puedan recuperarse, produciendo un agotamiento de los recursos y comiencen a aparecer los trastornos psicofisiológicos, como el dolor de cabeza, asma, úlceras… Este trastorno puede deteriorar sólo a un órgano o puede afectar a varios.

Como vemos el estrés no es positivo en nuestro organismo, de ahí la importancia de saber detectarlo a tiempo y poner remedio con acciones que ayuden a relajarnos y sobre todo, encarar los problemas de formas mas positivas.

 
Georgina Trillas
Psicóloga col.10092