jueves, 14 de noviembre de 2013

Querernos. Encontrar nuestro camino.

Con frecuencia escucho y veo personas que hacen o dicen una cosa, cuando realmente querrían hacer otra. Por ejemplo, hace poco alguien me explicaba que cuando llegaba al trabajo procuraba aplicarse al máximo, trabajar mas horas de las que debía y ceder frente a sus jefes para que estuvieran contentos. Y él se sentía triste, porque en el fondo no le gustaba nada lo que hacía, pero lo hacía… 

No sólo veo que esto ocurre a mi alrededor, también a veces a mi me pasa y siempre me pregunto, :¿ porque no haré lo que yo realmente quiero?,¿ A quién va afectar si lo hago? ¿Alguien me va a decir algo?...y sobre todo, me enfado conmigo misma porque sé que cedo a mis deseos. Posiblemente en la raíz de esta incoherencia a la hora de hacer, están todos aquellos mensajes que hemos escuchado mil veces de pequeños : debes hacer esto, lo correcto es aquello, ten cuidado si tomas esta decisión, pero si haces esto que dirán los demás….y así un montón de frases que te alertan e intimidan, y al final te dicen no hagas lo que tu querrías, haz lo que agrade a los demás, lo más “correcto”.

¿A quién somos fieles?, porque a nosotros, esta claro que no . Todo ello conlleva, quizá , que otros estén contentos con nosotros, incluso orgullosos, pero¿ y nosotros?, estamos bien , nos sentimos plenos y contentos con nosotros mismo, púes no….con el tiempo nos sentimos atrapados, tristes, desmotivados y nos preguntamos porqué. Sólo cuando llegamos a la conclusión de que llevamos tiempo actuando por la vida según como los demás creemos que quieren, es cuando decimos ¡Vale!, ahora sólo tengo que actuar como yo quiero. 

Pero, y ahora viene lo más duro, a veces, ya que no a todo el mundo le pasa, nos deprimimos, porque NO SABEMOS QUE CAMINO ES EL NUESTRO, EL QUE QUEREMOS COGER, tenemos miedo, inseguridad, dudas, todo ello herencia del pasado. Después del tiempo que a veces cuesta saber porque estamos tan desanimados, no sabemos actuar…. 

Tras tantos años haciendo lo correcto, y tan poco tiempo siendo fieles a nosotros, es sólo cuestión de calma, paciencia y aprendizaje. Nos dará miedo, sí, pero si hacemos pequeños cambios, como decir lo que sentimos, aunque no guste, hacer lo que creamos, aunque disguste o puede no sea lo correcto, nos llevará poco a poco a nuestro camino y sobre todo a nuestra felicidad. 

Ánimo, el camino estará lleno de altibajos, pero valdrá la pena. 

"Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir su propio camino, y jamás seremos felices si seguimos el de otro". James van Praagh 



Georgina Trillas
Psicóloga

Superar la dependencia afectiva



Una de las demandas más frecuentes en consulta es la relacionada con las dependencias afectivas. La dependencia emocional tiene síntomas diversos, como por ejemplo los celos, las obsesiones con la pareja, el miedo al abandono o la soledad. También pueden manifestarse los síntomas de la dependencia a través de Depresiones reactivas, lo que a veces hace difícil el diagnóstico, ya que dicha depresión está encubriendo un caso de dependencia emocional.
La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad, por lo que suele tener un patrón crónico. El trastorno de personalidad dependiente generalmente comienza en la infancia y sus causas no son conocidas. Es un trastorno común tanto en hombres como en mujeres, aunque los estudios indican una mayor afectación en las mujeres. Las personas que sufren este trastornos no confían en si mismas a la hora de tomar decisiones y tal es su miedo a quedarse solas o perder a la persona que aman, que pueden llegar incluso a sufrir maltrato físico y/o psíquico, con el objeto de conservar a la pareja.
Algunos de los signos que nos indican que este patrón de personalidad se está dando son por ejemplo:
• Evitar la responsabilidad personal
• Sentirse fácilmente lastimado por la crítica o la desaprobación
• Enfocarse demasiado en los miedos de ser abandonado
• Pasividad en las relaciones interpersonales
• Dificultad para tomar decisiones sin el apoyo de otros
• Tener problemas para expresar desacuerdos con otros
• Celos, debidos al miedo al abandono
• Ira por no obtener el reconocimiento que la persona dependiente busca
Para superar la dependencia afectiva lo primero que debemos hacer es reconocer y aceptar nuestra dependencia. Una vez hecho esto, que es una paso fundamental para poder caminar hacia una recuperación, la terapia se centrará en desaprender los patrones de la dependencia, para sustituirlos por patrones de relación afectivos más saludables. Conseguir una relación sana será un camino largo y con dificultades, ya la conducta dependiente es un patrón muy arraigado, fruto de las carencias que vamos arrastrando. Con paciencia, se trabajará sobre aspectos vitales para la mejora, haciéndonos cada vez más responsables de nuestra vida. Algunos de estos aspectos son:
• Fortalecer la autoestima
• Canalizar la ira reprimida
• Eliminar la culpa
• Confrontar el miedo para así eliminarlo
Poco a poco nos sentiremos más fuertes, más libres y más responsables de nosotros mismos, logrando con ello ser más felices.
Georgina Trillas (Psicóloga y Homeópata)

martes, 12 de noviembre de 2013

Hipertensión y Personalidad

La hipertensión arterial constituye el principal factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares (la principal causa de muerte en nuestro país). Esta presente en un porcentaje importante de la población española adulta y aunque existen intervenciones terapéuticas eficaces para combatir la hipertensión, como puede ser la modificación de los hábitos de alimentación, el ejercicio físico regular, los fármacos, etc, muchos pacientes con hipertensión no consiguen alcanzar una presión arterial normal.

La psicología nos puede ayudar a explica el porqué, algunas personas no consiguen normalizar su tensión y así, desarrollar terapias que lo eviten.

Algunos casos de hipertensión arterial pueden estar relacionados con el estrés y con nuestra personalidad.

En cuanto a la personalidad, se ha indicado con frecuencia la existencia de una tensión interpersonal entres los impulsos agresivos y los sentimientos de dependencia. Es decir, existe un lucha entre el deseo de expresar nuestro enfado (ya sea rabia, ira u otra emoción negativa), y el miedo a que los demás se enojen o disgusten con nosotros por hacerlo.

Las personas con un comportamiento social excesivamente adaptado, orientado a alcanzar el máximo rendimiento, y con tendencia a evitar conflictos, conteniendo las pasiones positivas y negativas, son más propensa a padecer Hipertensión y también a mantenerla. Estas personas cuando sufren de estrés, suelen desencadenar Hipertensión, debido a la dificultad de liberar la tensión. Si a esto le sumamos malos hábitos alimenticios, el tabaco, etc, las posibilidades aumentan.

Los estudios también indican, que la limitada percepción de los conflictos o del estrés , también, están relacionados con la aparición de la hipertensión

Este tipo de personalidades suele caracterizarse por tener familias en las que hay cierta prohibición (explícita o no) a hablar o comunicarse, aumentando actividades de recepción, observación, control y contención, mientras que la entrega, participación y confianza aparecen poco.

Modificar aspectos de la personalidad nunca es tarea fácil, pero podemos aprender a ser más expresivos y a tener más consciencia de lo que sentimos, demostrando las emociones sin tener miedo a las consecuencias. Esto nos evitará muchos problemas físicos y psíquicos.

Georgina Trillas
Psicóloga