El insomnio o dificultad para conciliar el sueño, según la intensidad del problema, afecta a todos los ámbitos de la persona que lo padece, es decir, tanto a nivel emocional, cognitivo y comportamental.
Existen
diferentes tipos de insomnio:
- Insomnio transitorio o agudo (dura
menos de 4 semanas)
- Insomnio a corto plazo o subagudo
(más de 4 semanas, pero menos de 3-6 meses)
- Insomnio a largo plazo o crónico (más de 3-6 meses)
Con el insomnio leve o ligero, existe un mínimo
deterioro de la calidad de vida. Es el que dura menos, es molesto, pero se
suele solucionar a los pocos días.
Con el insomnio moderado, que sí se da cada noche
, ya se observan ciertos signos del
deterioro de la calidad de vida, como por ejemplo irritabilidad, ansiedad y
fatiga.
Con el insomnio severo o grave, los síntomas se
sufren con mayor intensidad y por tanto, la calidad de vida se ve mucho más
afectada.
Las causas que no llevan a tener problemas para
dormir, pueden ser muy variadas:
- Situaciones
generadoras de estrés temporal o crónico, debido a
problemas o preocupaciones laborales, familiares, económicas, etc.
- Las condiciones físicas del
espacio en el que se descansa, que no sea el adecuado
- Hábitos irregulares del sueño, por ejemplo, cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a
dormir o de levantarse;
- Malos hábitos alimenticios (cenas copiosas o irse a la cama con hambre)
- Consumo de
sustancias excitantes del sistema nervioso (té, café, alcohol, bebidas con
cola, tabaco y cualquier otra que provoque dependencia física)
- Tras intervenciones quirúrgicas o malestar físico que nos impida dormir bien
- Abstinencia del alcohol o de otras sustancias depresoras del sistema nervioso, etc.
Es frecuente comenzar con un
tipo de insomnio leve, que con el tiempo se va cronificando debido a la
ansiedad. Generamos miedo a ir a dormir, anticipando pensamientos o situaciones
negativas relacionadas con el descanso.
En consulta el insomnio suele estar presente casi
siempre cuando tenemos un paciente con una situación de estrés y también es
frecuente ver personas que llevan tiempo padeciendo problemas para dormir.
Es importante trabajar la situación que lo genera
y sobre todo reestructurar creencias y actitudes acerca del sueño, del insomnio
y de sus consecuencias. Una buena higiene del sueño también es importante y en
casos en que la medicina natural no sea suficiente, acudir a los fármacos, pero
siempre con mucha precaución.
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